
La medida circunstancial y acotada de “retenciones cero” que anunció Javier Milei en el comienzo de esta semana cuando sintió que la soga financiera le ceñía el cuello, ha generado malestar entre los productores primarios, especialmente los pequeños y medianos chacareros que ven cómo las principales cerealeras -las privilegiadas de siempre- se quedaron con prácticamente todas las porciones de la torta (léase beneficios).

La liquidación de 7.000 millones de dólares por parte de las grandes exportadoras en menos de 72 horas no sólo dejó afuera a buena parte del campo genuino, sino que reforzó la sensación de que el Gobierno libertario favorece desde el primer día en la Casa Rosada a los grandes jugadores del agronegocio.
Los productores chicos sienten que, mientras ellos siguen soportando altos costos, falta de financiamiento y escaso acceso a tecnología, el Gobierno libertario les suelta la mano y prioriza a las cerealeras más voraces.
Los amigos del poder
El descontento crece al revelarse los vínculos de figuras clave del Gobierno, y partícipes necesarios en el diseño de la medida, con el sector agroindustrial concentrado. Por caso, Juan Pazo, titular de ARCA, y Daniel González, viceministro coordinador de Energía, tienen intereses directos en el negocio. Pazo impulsó el sistema de chips para el ganado, una medida que favorece a grandes establecimientos, mientras que González está ligado a Adecoagro, empresa que hace poco se quedó con Profertil, la mayor productora de fertilizantes del país. Estas conexiones despiertan sospechas de favoritismo y alimentan la bronca de quienes quedaron al margen sin siquiera poder precalentar para entrar al campo de juego.
Así las cosas, los productores chicos sienten que, mientras ellos siguen soportando altos costos, falta de financiamiento y escaso acceso a tecnología, el Gobierno libertario les suelta la mano y prioriza a las cerealeras más voraces. La tan anunciada “libertad” prometida por Milei, en lugar de liberar al campo, termina profundizando las desigualdades.
Lejos de ser una medida justa, “retenciones cero” aparece como un beneficio a medida de los más poderosos. Para muchos en el interior productivo, ya no hay dudas: fue un tiro por la culata.







