Proyecto de demolición laboral

La reforma laboral propuesta por el Ejecutivo Nacional revela un retroceso preocupante que interpela nuestra responsabilidad colectiva frente al desmontaje manifiesto y silencioso de derechos conquistados.

Por Héctor Brondo (*)

El proyecto de reforma laboral enviado por el presidente Javier Milei al Congreso constituye un viraje regresivo en materia de derechos laborales, orientado a consolidar un modelo de flexibilización que desplaza el eje de protección desde el trabajador hacia el empleador. Aunque el oficialismo lo presenta como un intento de “modernización”, su arquitectura normativa revela una sistemática erosión de garantías históricas.

El Banco de Horas es una ficción jurídica que diluye límites destinados a preservar la salud y el descanso del trabajador afectado.

La creación del Banco de Horas es uno de los puntos más problemáticos: habilita jornadas extendidas sin pago de horas extras, bajo la figura de una compensación “voluntariamente” acordada. En un contexto de asimetría estructural entre trabajador y empleador, esa voluntariedad resulta, en la práctica, una ficción jurídica que diluye límites destinados a preservar la salud y el descanso.

La discrecionalidad como regla

En materia salarial, la prohibición de pagos en efectivo y la incorporación de bonos discrecionales profundizan la inestabilidad: al eliminar la continuidad tácita, los adicionales dejan de consolidarse como derechos adquiridos y pueden ser discontinuados unilateralmente. La flexibilización se extiende a las vacaciones -fragmentadas y desplazables fuera de temporada- y a la indemnización por despido, cuyo cálculo se reduce y se sujeta a un tope por debajo de la inflación real, lo que implica una pérdida patrimonial para el trabajador. El Fondo de Cese Laboral, además, expone a los aportes a riesgos financieros que recaen exclusivamente sobre quienes menos capacidad tienen para absorberlos.

En conjunto, el proyecto no reforma: desmantela. Reduce derechos sin ofrecer contrapesos reales, y configura un mercado laboral más desprotegido, más desigual y más frágil.

Las restricciones a la acción sindical -asambleas condicionadas a autorización patronal y la criminalización implícita de bloqueos o tomas- debilitan la capacidad colectiva de negociación, pilar esencial del equilibrio laboral. Finalmente, el blanqueo de las plataformas como “prestadores independientes” consolida un modelo precario sin obligaciones de seguridad ni cobertura por accidentes.

En conjunto, el proyecto no reforma: desmantela. Reduce derechos sin ofrecer contrapesos reales, y configura un mercado laboral más desprotegido, más desigual y más frágil.

(*) Periodista

Texto completo del proyecto de “Ley de Modernización Laboral”.

Compartir

Deja una respuesta