La preocupación es creciente en Córdoba y en todo el país ante un fenómeno inquietante: los incendios espontáneos de Fiat Toro, que desde su lanzamiento en el mercado argentino han afectado a más de 46 vehículos del sello italiano en Argentina; 12 de ellos, en los últimos cinco meses.
La cifra sigue subiendo. Con la urgencia que la situación reclama, se ha presentado una cautelar ante el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Córdoba solicitando medidas inmediatas de prevención. La gravedad de los hechos es inusitada y no tiene precedentes en la historia automotriz del país, ni parece haber algo comparable en el resto del mundo.

En los últimos 35 días, cuatro Fiat Toro se han incendiado en Córdoba y alrededores, con un evento particularmente alarmante este diciembre, en Ascochinga, en las cercanías de la Estancia La Paz, una zona que ya había sufrido devastadores incendios forestales en septiembre pasado. La coincidencia de este nuevo siniestro con la reciente tragedia de las sierras chicas de Córdoba, que dejó graves daños e incluso afectó a viviendas, hace que la situación sea aún más preocupante.
La punta del iceberg
Lo que parece ser una serie de incidentes aislados no es más que la punta del iceberg de un problema de proporciones inmensas. La amenaza es concreta: estamos frente a vehículos que funcionan, por así decirlo, como “bombas molotov” móviles, capaces de prenderse fuego sin previo aviso, sin haber colisionado, sin mediar circunstancias extraordinarias. Los incendios ocurren de manera espontánea y, lo más alarmante, sin ningún tipo de alerta previa. La integridad física de los conductores, de sus familias, e incluso de la sociedad en general, está en juego. Cada uno de estos incendios no es solo un daño material, sino una tragedia a punto de ocurrir.
Desde un fallecimiento ocurrido dentro de un vehículo incendiado, hasta incendios en garajes que amenazan con desatar una catástrofe en viviendas, los testimonios y hechos son escalofriantes. Un médico, viajando con su familia, se detuvo en la ruta para asistir a un accidente. La Fiat Toro que conducía se incendió, y las llamas alcanzaron un vehículo volcado, exigiendo una evacuación rápida de los accidentados. Otro caso dramático ocurrió en una cochera en Neuquén, donde el incendio obligó a evacuar el edificio completo. El riesgo de que esto se repita, en cualquier momento y en cualquier lugar, es latente.
Mendoza encendió las alarmas
El TSJ de Mendoza ya advirtió sobre el peligro que representan los incendios de estos vehículos. En octubre de 2024, en la causa “Guevara”, se reconoció el riesgo de subestimar el daño potencial que pueden causar los incendios de las Fiat Toro. La Justicia de Córdoba, con las facultades que le confiere la ley, tiene en sus manos la oportunidad de evitar lo que parece una tragedia anunciada.
El pedido de cautelar no es un llamado de atención trivial, sino una acción urgente para prevenir daños mayores. Las autoridades deben tomar medidas concretas para proteger la vida y la seguridad de los conductores, sus familias y la comunidad en general. A la luz de los múltiples incendios ocurridos, la única respuesta válida es la adopción inmediata de medidas preventivas.
Justicia de pantalones cortos
En un país que se enfrenta a desafíos estructurales y a una creciente falta de confianza en las instituciones, esta es una oportunidad para que la Justicia actúe con firmeza y rapidez, protegiendo a la ciudadanía de una amenaza real. La cautelar presentada no es solo un recurso legal, sino un acto de responsabilidad ante el peligro inminente que se cierne sobre los conductores de Fiat Toro y, por ende, sobre todos nosotros.
Córdoba, una vez más, se enfrenta a un desafío que requiere de la acción inmediata de quienes tienen la capacidad de garantizar la seguridad de todos. Es hora de actuar antes de que otra tragedia se sume a la lista de hechos lamentables.