Por Federico Giuliani (*)

La Asociación Trabajadores del Estado (ATE) ve con sumas preocupación, y así lo dijimos desde el inicio del gobierno de Javier Milei, el proceso de destrucción del complejo científico-técnico desarrollado en el país, a partir del vaciamiento de los organismos estatales que históricamente promovieron la ciencia en Argentina, hasta llevarla a los más altos estándares internacionales.
La mecánica de un gobierno anticiencia -como lo demuestra con sus posturas esotéricas sobre vacunas, terraplanismo y cambio climático, entre otros aspectos- impuso primero el congelamiento presupuestario y la consecuente parálisis de los proyectos en marcha de las administraciones anteriores, seguido por la rebaja salarial en términos reales que obliga al personal altamente calificado a buscar en muchos casos otros rumbos laborales en el exterior o el sector privado. Ahora directamente con los despidos de trabajadoras y trabajadores que se niegan aún a abandonar un proyecto de ciencia nacional autónoma.
Víctimas del ajuste
CONAE, CONICET, INTA, INTI, las universidades públicas, Fabricaciones Militares, Dioxitek y tantos otros son organismos estatales que están sufriendo diariamente el rigor del ajuste de Milei.
Cabe mencionar que la Argentina logró avances históricos como la producción pública de medicamentos, el desarrollo satelital (ARSAT), la industria nuclear, la biotecnología aplicada al agro y la fabricación de vacunas, demostrando que un proyecto nacional con inclusión social es incompatible con el desmantelamiento del sistema científico. El actual gobierno, en línea con su ideología de ajuste y entrega, ha decidido destruir este legado, dejando en la desprotección a miles de investigadores, becarios y trabajadores, y abandonando proyectos clave para el desarrollo con justicia social. Ante un plan sistemático de destrucción y de ‘cientificidio’, desde ATE estamos respondiendo con organización y lucha, decididas y decididos a evitar la pérdida de conocimiento muy difícil de reponer, tanto para defender las fuentes de trabajo y los salarios como la pérdida de la soberanía nacional.
(*) Secretario General de ATE Córdoba