Cosquín, un fenómeno que irradia identidad, historia y proyección

La ciudad cabecera del Valle de Punilla se ha posicionado como un motor de desarrollo económico y turístico que se nutre de la riqueza cultural y las tradiciones.

El Festival Nacional de Folklore de Cosquín, en su edición de Platino que concluyó en la madrugada de este lunes, ha dejado claro nuevamente que es mucho más que un evento artístico: es un fenómeno que irradia identidad, historia y proyección. En su 65ª edición, el festival se convirtió en el epicentro de un movimiento que, a través de la gestión del intendente Raúl Cardinali, se encamina a consolidar a la ciudad no sólo como la Capital del Folklore argentino, sino como un referente global de la cultura.

Transcendencia

La firma de convenios con ciudades de Japón, Paraguay y otras naciones, ratifica el papel de Cosquín como un puente que une mundos a través de la tradición. Estos hermanamientos no son solo una excusa para la diplomacia cultural, sino que se traducen en beneficios concretos para la comunidad regional de Punilla: nuevas inversiones, más turistas y un sinfín de oportunidades económicas para quienes viven del turismo, el comercio y la cultura. Cardinali, en diálogo con Alfil, no dudó en subrayar que “la cultura no reconoce fronteras”, una afirmación que tiene, hoy más que nunca, un eco contundente.

Motor de desarrollo

No es casualidad que Cosquín siga sumando adeptos y apoyos internacionales: la ciudad se ha posicionado como un motor de desarrollo económico y turístico que se nutre de la riqueza cultural. Con cada edición, el festival va dejando una huella de transformación, no solo en lo artístico, sino también en lo económico. El impacto ya se deja sentir en las calles de Cosquín, donde emprendedores y trabajadores del turismo celebran esta nueva realidad que proyecta la ciudad como un faro cultural para toda Latinoamérica.

Los festivales, como bien lo ha dicho Cardinali, son una industria que mueve a miles de familias, y en ese engranaje Cosquín juega un papel protagónico. Esta propuesta artística y cultural ya no solo es un espacio donde el folklore brilla con luz propia e intensa, sino un punto de encuentro para el intercambio cultural, económico y social. 

De aquí en más, Cosquín no sólo será sinónimo de folklore: será un modelo a seguir, un ejemplo claro de cómo la cultura puede ser el verdadero motor del progreso.

(*) Intendente de Cosquín.

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