
Por Diego Guelar (*)
La operación de compra de 100 millones de dólares en pesos realizada por el Tesoro de Estados Unidos la semana pasada fue, sin duda, un movimiento clave que evitó que Argentina cayera en una cesación de pagos inminente. Fue un gesto de cooperación internacional que merece reconocimiento, no solo por su magnitud financiera sino también por su impacto en la estabilidad económica inmediata del país. Sin embargo, el modo en que ese apoyo fue posteriormente interpretado y utilizado políticamente constituye un serio error diplomático.

Las declaraciones del presidente Donald Trump, al condicionar la continuidad del respaldo norteamericano al resultado de las elecciones legislativas del 26 de octubre, cruzaron una línea sensible. Al sugerir que solo la victoria de los candidatos de Javier Milei garantizaría la continuidad del apoyo estadounidense, se vulnera el principio de no injerencia en los asuntos internos de otro Estado, un valor central en la convivencia democrática internacional.
Agradecer la ayuda financiera no implica aceptar la intromisión en decisiones que solo competen a su pueblo y a sus instituciones democráticas.
Soberanía lastimada
Más allá de simpatías o rechazos hacia el actual gobierno argentino, la intervención directa de un líder extranjero en el proceso electoral nacional resulta contraproducente y lesiva para la soberanía. Ese tipo de mensajes alimenta sentimientos anti estadounidenses y debilita la percepción de una cooperación basada en el respeto mutuo.
En lugar de fortalecer la relación bilateral, estas expresiones la contaminan con un sesgo político innecesario. Argentina necesita aliados, no tutores. Agradecer la ayuda financiera no implica aceptar la intromisión en decisiones que solo competen a su pueblo y a sus instituciones democráticas.
(*) Exembajador argentina en EE.UU. y China / Especial para Punilla a Diario.







